3 de enero de 2012

Miércoles 7 de septiembre de 2011


TRIGESIMOSÉPTIMO MENSAJE

( Se repite la Historia... )

          

         

        El Hombre está condicionado a su existencia efímera.
        El Hombre es pasto de su mal hacer y de la propia destrucción.
        El Hombre yace bajo su Imperio.
        El Hombre concluye con su pobre entendimiento, por satisfacción de su propio Ego.
        El Hombre no sabe conocer su interés, a través de la Unidad del Todo Poderoso.
Tiempos de luz y resplandor dieron vida al planeta Tierra y el Hombre, sólo él, fue el causante de su  propia destrucción. Vive entre las tinieblas de su propia ignorancia.
        El sol se oscureció y la luna se apagó;  y es así como volverá a suceder, ya que el Homo Sapiens aún no ha encontrado su auténtico ser, y una vez más, todo volverá a suceder como escrito y dicho.
        Civilizaciones  más tecnológicamente avanzadas, dominaron la faz de la Tierra en su mayor esplendor. Latía el corazón de la misma, como el rugir del León, astro Sol, el Rey del Universo.
        El firmamento cubría de estrellas y de color con sus haces de luz silenciosos, y los planetas se comunicaban entre sí, para dar armonía al cosmos unilateral y geométricamente espiral.
        La Tierra era el centro de la misma gravedad, y todo se relacionaba entre ella, como todo eran luces, colores y sonidos.
        Las vibraciones celestiales armonizaban el sonido, y la intensidad de la luz, compensaba la propia estabilidad de la misma.
        La atmósfera acariciaba el ozono limpio y puro donde la brisa de los océanos, purificaba toda la superficie del Globo Terráqueo.

        Almas de Dios. Antes que los primates estabais en vuestra tierra, Tierra del Hombre, regalo del buen Dios, que no supisteis aprovechar y que confundisteis, el Querer y Tener con el Ser y Saber administrar las leyes del Todo Poderoso.

        Eclipsasteis  al mismo Sol y la Luna palideció, haciendo que el Polo Norte volcará y desequilibrara, toda razón de una existencia Sideral. Por ello, hoy estáis aquí, esclavos de vuestro mal hacer y desentender. Por eso os digo:

        Mirad al Cielo. Todo indica que el tiempo del Gran Monzón se avecina. Prevenid el gran temporal, porque no sabéis hasta cuándo durará, ni que efectos asolarán a la Tierra, como en el pasado sideral.

        Cubrid vuestras cabezas, y proteged a los vuestros con tiempo, ya que todo está en el camino del fin, el fin de vuestra era dimensional, era de agresión y dispersión, era de purificación, era del Redentor, para dar paso a la era de Espíritu Santo, era de paz y de amor con todo el Universo adimensional.



Terrorismo mundial