Jueves 17/09/2020
359. MENSAJE TRICENTÉSIMO QUINGENTÉSIMO NOVENO
(La llamada de Madre Teresa)
(La llamada de Madre Teresa)
Gonxha Bojaxhiy, la futura Madre Teresa de Calcuta, nació en Skopie el 26 de agosto de 1919. A la edad de dieciocho años, viajó a Dublín (Irlanda) para ingresar en el Instituto de la Bienaventurada Virgen María (más conocido como las Hermanas de Loreto). Después de algunas semanas allí, Gonxha - ya conocida como Hermana Teresa- fue enviada a la India donde hizo los primeros votos en 1931 y la profesión perpetua en 1937. Pasó dieciocho años en el colegio femenino Santa María de Loreto en Calcuta, primero como profesora y posteriormente como directora del centro.
El 10 de septiembre de 1946 durante un viaje en tren a Darjeeling con motivos de su retiro, Madre Teresa recibe una "inspiración", que ella más tarde explicaría como una "llamada dentro de una llamada". La sed de Jesús por amor y por las almas le fue mostrada tan claramente, que, desde aquel momento, un deseo ardiente de saciarla tomó completa posesión de su corazón. Mediante locuciones interiores y visiones, Jesús le reveló el deseo de que existiesen almas "víctimas" que "irradiasen Su Amor sobre las almas". Él le manifestó su dolor por la manera en que los pobres eran descuidados, su pena por ser ignorado por ellos y su anhelo por el amor de ellos.
Le imploró:
Madre Teresa fue llamada desde entonces a iniciar, la congregación religiosa de nombre "Misioneras de la Caridad", dedicada al servicio de los más pobres de entre los pobres. La Sociedad fue establecida oficialmente en la arquidiócesis de Calcuta el 7 de octubre de 1950.
Toda la vida y la obra de Madre Teresa reflejaron la alegría de amar a Dios y al prójimo, especialmente a los más necesitados. Su respuesta a la petición de Jesús: "Ven, sé Mi luz", hizo de ella un símbolo de compasión y un testigo viviente de Jesucristo en el mundo entero. Su vida demostró la grandeza y la dignidad de cada persona, el valor de las cosas pequeñas hechas con fidelidad y amor, y el valor inestimable de una íntima unión con Dios.
El 5 de septiembre de 1997, la vida terrena de Madre Teresa llegó a su fin. Dos días más tarde, el Papa Juan Pablo II la describió de esta manera: "Tengo un vivo recuerdo de su figura diminuta, doblada por una vida gastada en el servicio de los más pobres de entre los pobres, pero siempre llena de una inextinguible energía interior: la energía del Amor de Cristo. Misionera de la Caridad, esto es lo que madre Teresa era, de nombre y de hecho".
En verdad, su misión de caridad y su gran fama de santidad atrajo a grandes multitudes a su funeral, haciendo inmediatamente de su tumba un lugar de peregrinación y de oración para gentes de toda condición, credo y clase social.
Sólo seis años después de su muerte, el 19 de octubre de 2003, el Papa Juan Pablo II la beatificó. En su discurso a los peregrinos, en la Plaza de San Pedro, el Santo Padre se refirió a ella como "una de las más grandes misioneras del siglo XX".
El director espiritual de Madre Teresa, el sacerdote jesuita Padre Celeste Van Exem, dijo de ella: "El sentido de toda su vida fue una persona: Jesucristo". Verdaderamente, para Madre Teresa, Jesús lo era todo. Cuando un periodista le preguntó: "Madre, ¿Qué lugar le da a Jesús en su vida?", ella inmediatamente le contestó. A Él le doy todo el lugar". Esta completa pertenencia a Jesús es totalmente evidente en la meditación que compusó cuando estuvo hospitalizada en Roma, por un problema cardiaco el año 1983 y que reproducimos a continuación.
Le imploró:
"Mi pequeña, ven; ven, llévame a los agujeros de los pobres. Ven, sé Mi luz. No puedo ir solo. Ellos no Me conocen y, por lo tanto, no me quieren. Tú ven, ve entre ellos. Llévame contigo en ellos. Cuánto deseo entrar en sus agujeros, en sus oscuros e infelices hogares".
Madre Teresa fue llamada desde entonces a iniciar, la congregación religiosa de nombre "Misioneras de la Caridad", dedicada al servicio de los más pobres de entre los pobres. La Sociedad fue establecida oficialmente en la arquidiócesis de Calcuta el 7 de octubre de 1950.
Toda la vida y la obra de Madre Teresa reflejaron la alegría de amar a Dios y al prójimo, especialmente a los más necesitados. Su respuesta a la petición de Jesús: "Ven, sé Mi luz", hizo de ella un símbolo de compasión y un testigo viviente de Jesucristo en el mundo entero. Su vida demostró la grandeza y la dignidad de cada persona, el valor de las cosas pequeñas hechas con fidelidad y amor, y el valor inestimable de una íntima unión con Dios.
El 5 de septiembre de 1997, la vida terrena de Madre Teresa llegó a su fin. Dos días más tarde, el Papa Juan Pablo II la describió de esta manera: "Tengo un vivo recuerdo de su figura diminuta, doblada por una vida gastada en el servicio de los más pobres de entre los pobres, pero siempre llena de una inextinguible energía interior: la energía del Amor de Cristo. Misionera de la Caridad, esto es lo que madre Teresa era, de nombre y de hecho".
En verdad, su misión de caridad y su gran fama de santidad atrajo a grandes multitudes a su funeral, haciendo inmediatamente de su tumba un lugar de peregrinación y de oración para gentes de toda condición, credo y clase social.
Sólo seis años después de su muerte, el 19 de octubre de 2003, el Papa Juan Pablo II la beatificó. En su discurso a los peregrinos, en la Plaza de San Pedro, el Santo Padre se refirió a ella como "una de las más grandes misioneras del siglo XX".
El director espiritual de Madre Teresa, el sacerdote jesuita Padre Celeste Van Exem, dijo de ella: "El sentido de toda su vida fue una persona: Jesucristo". Verdaderamente, para Madre Teresa, Jesús lo era todo. Cuando un periodista le preguntó: "Madre, ¿Qué lugar le da a Jesús en su vida?", ella inmediatamente le contestó. A Él le doy todo el lugar". Esta completa pertenencia a Jesús es totalmente evidente en la meditación que compusó cuando estuvo hospitalizada en Roma, por un problema cardiaco el año 1983 y que reproducimos a continuación.
"Quién dice que soy YO? (Mt 16,15)
Tú eres Dios.
Tú eres Dios de Dios.
Tú eres engendrado, no creado.
Tú eres de la Misma Naturaleza del Padre.
Tú eres el Hijo de Dios Vivo.
Tú eres la Segunda Persona de la Santísima Trinidad.
Tú eres Uno con el Padre.
Tú estás en el Padre desde el principio:
Todas las cosas fueron creadas por Ti y por el Padre.
Tú eres el Hijo amado en Quien el Padre se complace.
Tú eres el Hijo de María, concebido en su seno por el Espíritu Santo.
