10 de septiembre de 2014


Jueves 4/09/2014




MENSAJE CUADRAGÉSIMO CUARTO
 (La oración debe ser un acto de limpieza personal para...)



El Alma es inmortal y el espíritu anida en ella


Todo ser vivo tiene alma y espíritu. Forman parte del cuerpo etéreo, que va unido a través del conducto auditivo temporal y entra en el encéfalo por la membrana pituitaria,  se absorbe hasta el bulbo raquídeo donde conecta con la "silla turca" del encéfalo y se transmite a través de sensores receptores, que comunican la información tanto visual, como auditiva.

Las imágenes son reflejo de la retina con el electro plasma de los nervios, que están internamente conectados con el timo.

La acción y reacción de estos electro-transmisores, son eficaces para activar la conciencia y la para conciencia, o inconsciente más profundo, cuando estos electro-transmisores están oprimidos por una falta de energía vital, o por exceso de la misma, se produce un fenómeno que es el colapso electro- transmisor, y el ser pierde el estímulo de la conciencia, desorientando el fluido del electro-plasma, y dejando el núcleo o llamado alma, sin el espíritu.

Todo espíritu identifica al alma, pero en el estado de colapso vital, el espíritu se mantiene inerte al cuerpo, como un niño recién nacido a su madre, a través del cordón umbilical.

Tu espíritu está inerte y cuando sientes los colapsos vitales, sufres la ausencia protectora del alma, y la conciencia se mezcla con la duda y la inseguridad y el miedo debilitan la fuerza del espíritu, dejando que toda corriente telúrica sea más absorbida, perjudicando la propia conciencia y no fluye la razón.

Por ello, la oración-concentración-ejercicios de respiración simultáneos y la meditación transcendental, reclaman al alma, y se fusiona con el espíritu más vivo y más cercano de la Luz.

Por ello la Oración es tan importante, nos lleva a Dios, a través de nuestra alma, y nos ayuda en los momentos amargos de la vida, donde la mente se debilita y se deja llevar por el miedo y la inseguridad.


Crecer en sabiduría, es crecer en la Oración.


No por ser más extensa, el alma se alcanza antes por el espíritu atormentado, con los sinsabores de la vida.

La Oración debe ser un acto de limpieza personal para que sea bien vista a los ojos de Dios.

Dios da cuando el Alma lo pide a través del espíritu noble y busca el entendimiento con y para el bien, para sí mismo, como para los demás.

Orar es hablar con Dios, y para que Dios nos escuche, debemos manifestar nuestro llanto y alegría.

No sólo cuando el dolor debilita la fuerza del espíritu, la Oración es grata para Dios.

El Todopoderoso nos ama y de este amor el fruto es la Llama del nuestro. 

Y toda alegría satisface a un Padre que quiere ser partícipe de tal felicidad.


Por ello, el amor crece con las penas se fortalece, y con las alegrías se abastece al alma de Dios, porque estamos hechos a su imagen y semejanza en Espíritu Santo.

Alabado sea el Buen Dios, que deja al hombre libre, poseedor de la Tierra, para alcanzar el conocimiento de su ultraje, que fue la soberbia contra su creación y la avaricia de poseer el mismo conocimiento de un gran Dios, que perdonó su falta grave y lo colmó de bienes, para vivir en paz y en armonía, con Él y con sus hermanos, los seres humanos.

Hoy estamos dando los mismos pasos, la soberbia y la avaricia nos ciega, y el Santo Padre quiere ver la igualdad y los campos de cultivo sanos, para dar de comer a todo ser, y agua purificadora a todo aquel que quiere ser llamado hijo de Dios, y bendecirle como se bendice la Tierra que nos vio nacer.

Todo Ser es amado por Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo.


Todo Ser debe saber que  si su espíritu no busca el alma perdida, hallará oscuridad y no será consciente de sus actos, poniendo en peligro su vida, y la de los demás.

Hallar al Alma cerca de Dios, es amar a Dios, y llenarle con el llanto, como en un recién nacido llena a su madre de amor.

¡Almas perdidas de toda razón!, no dejaros llevar por la ira, ni por el desamor.


Clamad a Dios justicia, y levantará vuestro llanto para fortaleceros y conoceros, así como para que vuestro amor, sea sincero, y el amor sincero se siente de dentro y emana una irradiación similar a la Luz solar ultravioleta, dejando que este amor irradie a todo aquel que quiera ver, oír y percibir la Ley Divina.


Amar a tu Dios, como hijo de Dios y a ti mismo y al prójimo, le darás el ciento por uno, porque es tan hijo de Dios, como tú.


Toda ambición desmesurada es condenable, y lo peor es atentar contra tu prójimo para lucrarte y defender lo ilícito del poder. Las guerras, la autodestrucción de lo auténtico, y la difamación para ocultar la verdad y herir al inocente, sometiéndole a las mayores vejaciones del poder del mal.

Las almas inocentes claman justicia, y sus cuerpos descansan, pero sus almas quieren dar testimonio de que sólo Dios puede hacer que el hombre desista y entregue sus manos a la voluntad del Todo poderoso.


Almas víctimas del horror humano, no es Dios quien hacer la guerra, es el poder del mal y sus fieles aliados.


Almas de Dios, la oración es una gran bendición cuando es del todo amor por la verdad y la vida, por la paz y la armonía de todos los pueblos que habitan la Tierra.


Almas de Dios, por mucho dolor, Orar es salvar Almas perdidas en una gran confusión.


Orar es hablar con Dios, y abrirle el corazón para perdonar, y enseñar que sólo Dios puede sanar y curar nuestras heridas, pero el llanto debe ser con la certeza del Amor Universal.



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