Jueves 14/3/2024
MENSAJE 540
El hombre no comprende que nació de la nada y que de la nada, se impartió su destino.
El destino del recién nacido es vivir, crecer, multiplicarse y morir.
El destino del alma del recién nacido, es volver a su espíritu encarnado y cumplir con la voluntad del TODOPODEROSO.
El alma sabe cuándo y cómo encontrar su espíritu encarnado, porque el alma se nutre del mismo y viceversa.
El conocimiento en amor y en entendimiento, es el único fin que el ser vivo debe desarrollar, según su destino o sino.
Nunca jamás el conocimiento crece sin la sabiduría del entendimiento común, para un buen desarrollo espiritual, personal y colectivo.
Por esto Dios da a cada cual la elección de su sino o destino.
El destino no significa que todos los movimientos de un ser vivo, estén premeditados y arquitectados.
El destino es venir a la vida y comenzar tu trayectoria en ella, para cumplir con el crecimiento del saber y estar en comunidad, y ofrecer el camino del bien, a todo aquel que esté en tu camino, como a ti mismo.
Los acontecimientos importantes como: Enfermedad, muerte prematura, perdida de seres queridos y acciones impulsivas sin conciencia, estos forman parte del destino.
El libre albedrío siempre esta presente en todo el peregrinar hacia la recta final entre el bien y el mal.
Por ello, los Santos son almas escogidas y ofrecidas para el desarrollo espiritual, tanto personal, como colectivo.
El alma de un ser Santo, esta plena de conocimiento espiritual, pero su función es ayudar a otros a desarrollar el conocimiento espiritual, a través de estos Santos.
Así como los Santos mártires, difunden su fe y dejan voluntariamente su cuerpo, como expiación de quienes dañan las leyes divinas.
Y el espíritu de estos seres ejemplares, colma de gracias al alma, y esta a su vez, derrama su Espíritu Santo, para beneficio de quienes les rodean, e incluso a veces, a sus propios enemigos.