MENSAJE NONAGÉSIMO SÉPTIMO
(Los espejos del alma viva)
Cuando miras tu rostro en un estanque limpio, tu faz se refleja en él, pero basta un pequeño movimiento, para que se difumine la imagen y desaparezca su reflejo en él.
El alma es el reflejo de tu Yo profundo, por ello, pese a tus luchas y avatares cotidianos, sigues cursando estos mensajes dictados por el cielo aquí en la tierra. Y lo seguirás haciendo, porque es la voluntad de tu Jesús , El Cristo, Rey de Reyes.
Ya queda poco para tu peregrinación a Roma, y quiero que sepas que a pesar de tus circunstancias físicas, estarás en los lugares que debes estar, para percibir la esencia de tus antepasados y fortalecer tu fe firme, para abrazar la santa Iglesia Pontificia, aunque tu ignorancia y celo, te oprima el entendimiento.
Alma de Dios, tu ejerces una labor importante, y tus antepasados te guían, como cuando ellos también lo hicieron con su apostolado.
Todos los lugares santos que has visitado porque Yo así te lo he dictado, no ha sido casual, sino causal. Ellos, tus queridos progenitores también lo hicieron, principalmente tu abuelita que tanto querías, María Dolores.
Ella te infundió el ánimo para seguir el sendero de la luz, y visitar todos los lugares que te abrirán el entendimiento del Espíritu Santo, y aún seguirás viajando, pese a tus dificultades físicas, porque un alma apostólica, debe conocer con fundamento basal su pasado ancestral, y orar en comunión con los Santos, que el buen Dios pone en tu camino, para tu mayor entendimiento y humildad ante el Todo Poderoso.
Y San Antonio te fortalecerá, como San Ignacio te buscará, para que des testimonio de la verdad, y San Francisco de Asís, te sonreirá de nuevo, para nunca dudar, que quien te habló en Garabandal... "ese capuchino inmortal", es y será tu mejor aliado en este gran peregrinar, hacia la recta final.
Oración de San Francisco de Asís
YO SOY FRANCISCO DE ASIS
San Antonio de Padua - Película en español
ORACION A SAN ANTONIO DE PADUA
SAN IGNACIO DE LOYOLA - PELICULA
Alma de Cristo - Oración de San Ignacio de Loyola
salmo 91