18 de agosto de 2015

Jueves 13/08/2015






MENSAJE NONAGÉSIMO TERCERO
(los grandes acontecimientos...)


Cuando miramos de frente, vemos solo una dimensión, donde todo lo que se adhiere a nuestro plano mental, nos indica que lo que vemos, es lo real, lo que existe; aunque sabemos que si pudiéramos ver tridimensionalmente, nuestra realidad sería muy diferente.

La retina, retiene la información de lo que vemos en el ángulo de nuestra visión, e inmediatamente pasa la información al cerebelo, para memorizar y adaptar al cerebro, las funciones vitales según nuestro entendimiento.

Todo aquello que no se adhiere a nuestro alcance retiniano, no significa que no exista.
 
Todo aquello que provoca quietud y sensaciones varias (como escalofríos, pálpitos o corazonadas, frío o calor), está ahí. 
 
Es energia existencial, capaz de ser percibida, pero no vista por nuestros ojos. 
Entonces la información que registramos, es que no conocemos esa existencia/as de vida, pero que nos llama internamente, a través de los ángulos de percepción sensorial, como es el campo energético; ya que sus ondas, que chocan con los neurotransmisores (que todos tenemos en los orificios de la piel, o llamados poros), perciben estas ondas de choque; y el cerebelo registra información de vida, de energias no controladas por la retina, y este cerebelo, transmite al cerebro la advertencia de algo, que el cerebelo intenta neuronalmente orientar y desarrollar como energías: frío, calor, olor, sombras, luces, hasta sonidos.

Las visiones tridimensionales se desarrollan externamente, a través de unas gafas apropiadas a la visión bidimensional de nuestros ojos, pero también interna. 

Es decir:
Visión extradimensional, o llamada tridimensional o adimensional. Es producida por la percepción del  humor vítreo, y el oído interno, compartiendo con la actividad del conducto auditivo al supraconsciente, que está dirigido por la propia mente, inerte en el espacio abierto, deliberadamente conectado a dicho cerebelo, entre la silla turca  (donde la sustancia gris, hace de locomotor de información y reacción sensitiva), como la propia pituitaria (sensor receptivo de dicha materia gris o masa ovoidea). Ésta es la materia que hace, que los impulsos locomotores de las acciones del inconsciente y supraconsciente, se puedan manifestar y dar a conocer incluso, informaciones de cosas y personas en otro tiempo y espacio. 

Las personas que tienen mayor canal sensitivo, como es mi caso, podrían conectar con el espacio abierto, pero siempre a través de la voluntad de Dios, y para ayuda y socorro de quienes necesitan ser avisados y asistidos. 

No es nuestra voluntad. Somos instrumentos que se manejan para fines, o positivos o totalmente negativos.

Por ello: el "discernimiento", no es una tarea fácil y espontánea. Es un aprendizaje que conlleva años de lucha, sacrificio, entrega, constancia en la fe firme y en la Santa Voluntad del TODOPODEROSO.

Y sólo con la ORACIÓN, el entendimiento común se nubla, para que el ESPÍRITU SANTO, actúe a favor del PADRE OMNIPOTENTE Y OMNIPRESENTE, y la Infinita Misericordia del Cristo Jesús, EL REY DE REYES; como el gran apoyo y protección de su SANTA MADRE MARÍA, LA INMACULADA CONCEPCIÓN.

Instrumentos de carne y hueso. Pequeños mortales, que no conocen ni su condición de mensajeros o auxiliadores. 

Portadores de mensajes que: avisan, han avisado y siguen avisando de los grandes acontecimientos que se han dado, se dan y se darán, en el Cielo, así como en la Tierra; porque, la justicia, y el amor fraterno del Padre, quiere que sus criaturas actúen, en consecuencia con las Leyes Divinas, para el bienestar de "la totalidad de la humanidad", que no es otra cosa, que la Unidad con Dios, y con el prójimo, como consigo mismo.
 
 
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