26 de noviembre de 2014

Jueves 20/11/2014




MENSAJE QUINCUAGÉSIMO QUINTO
(Las perturbaciones mentales fruto de nuestros días)



En ocasiones, nadie acepta a una persona con enfermedad mental, porque es "tabú" que en nuestros días "los locos puedan contagiar".

¡Qué lejos de la realidad...! Al igual que un niño discapacitado físicamente, también hay ciertas discapacidades mentales por motivos varios, y el gran desconocimiento y apatía, que generan estos seres tan "inoportunos" para muchos, y desafortunados para otros.

Las enfermedades mentales nunca son transmisibles, pero alguna de ellas, si no son bien diagnosticadas y debidamente tratadas, pueden llegar a dañar a quienes las padecen, como a quienes les rodean, e incluso a quienes no conocen.

La diferencia de las enfermedades mentales más comunes y las más notorias, como la esquizofrenia, el uso de las drogas, adicciones varias como el sexo obsesivo, el  juego, las obsesiones, potencian estas enfermedades y las hacen crónicas, así como algunas adicciones, hacen que sin padecer estas patologías mentales, se vayan poco a poco desarrollando.

Los transmisores neuronales, son los que proyectan la acción o disección de las mismas patologías.

Dentro del ADN, código genético, se encuentran los desafíos del desarrollo de dichas anomalías congénitas.

Por ello, es importante conocer uno mismo sus reacciones anómalas e inhabituales, en la media de un colectivo, carente de patología psicogenetica.

Muchos jóvenes necesitan estímulos para distraer sus mentes, y desinhibirse de sus problemas de timidez, y lo compensan con sustancias que van adentrándose en sus cuerpos, como receptores involuntarios de la conciencia, incluyendo incluso hasta la falta de ella.

No son conscientes de que estos hábitos les induce a las transmisiones neuronales la suficiente toxicidad, como para provocar desde trastornos de personalidad y alucinaciones, hasta comas etílicos, y la muerte como punto final.

Pero el que mantiene dichos hábitos simultáneamente, como diversión va, con toda su inconsciencia, metiéndose en la boca del lobo, de donde no se sale, y el sujeto esta ya preso, de un perfil neurótico, pasando en el mayor de los casos, a cambios de conducta y a la intolerancia, como a la agresividad, potenciando los instintos mas bajos, de su conciencia alterada y descontrolada.

En otros casos, comienzan a padecer alteraciones mas serias, como son estados de alucinaciones y de doble personalidad, causando daños serios a su cerebro y perturbando los sensores del equilibrio real y dejando su mente libre de actuar por su cuenta sin control, donde ya la conciencia del bien, se oprime hasta anularla y eliminan las defensas de la misma, motivando una enfermedad mental, como es en el mayor de los casos, la bipolaridad (estados de ansiedad y depresión, como estados en fases maniacas), la tercera fase ya entrando en el laberinto de la esquizofrenia, enfermedad que debe ser tratada por especialistas y debidamente analizada, ya que dentro de la misma existen diferentes enfermedades esquizoides y la más peligrosa es la paranoide.

La juventud es inconsciente y se olvida que están en un proceso de crecimiento tanto personal como espiritual, momento idóneo para que el mal, dilapide toda posibilidad de desarrollo positivo, y sí anulando la posibilidad de cordura y de ética personal y social, así como de la perdida de toda objetividad.

Muchas familias hoy viven un infierno en sus hogares, porque sus hijos son víctimas del consumo de sustancias que deterioran su buena voluntad, en un punto muerto de la conciencia, entre el bien y el mal, generando así la entrada de energías malignas, donde les hacen sentir y ver lo que no existe, y dañar a sus progenitores, con violencia y maltrato psicológico, y en muchas ocasiones físico.

A los jóvenes inconscientes de saber estar, y del saber entender, que la vida es hermosa, cuando la conciencia del bien, prevalece sobre el mal, y que no deben dejarse llevar, por lo que les puede cambiar hasta de identidad, dañandose seriamente lo más bello y real, la conciencia del bien sobre el mal.



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