14 de junio de 2017

Jueves 8/05/2017









MENSAJE CENTÉSIMO OCTOGÉSIMO OCTAVO
(La frialdad y la indiferencia)

 Como muchos Cristianos, hoy se acomodan a no creer, ni a ver, lo que existe y existirá en el mundo:  La maldad; la indiferencia del dolor ajeno y la frialdad, con que ven el terror, como algo de entretenimiento.

La realidad, del día a día, es vivir en una ignorancia, que es atrevida para los más débiles; y para los más fuertes es huir, de esta realidad.

Los corazones nobles sienten el dolor ajeno y oran, por quienes sufren las consecuencias del horror.

¡Sólo con ignorar no basta! 

Y, se desentienden de todo sufrimiento, quienes sólo quieren vivir el placer y la dicha, de su entorno más próximo.

Alma de Dios, compartir el dolor no excluye al buen cristiano, pero sí, a quienes presumen de ser buenas personas y estar limpias de todo mal. Sólo aquellos que se unen, a quienes sufren y tratan de paliar el dolor, son los llamados Hijos de Dios. Porque, Dios donó la Tierra y el mar, para vivir en Comunidad y Orden. Como para compartir, las Gracias y el sufrimiento, extendiendo las manos a quienes necesitan consuelo, como a quienes necesitan apoyo moral y ético.

Las Guerras son un auténtico alimento del hombre, que odia el bienestar común y fraterno. Las guerras son el resultado de las ganancias, de quienes optan por el horror, lejos de ellos, sin mirar que todos son criaturas de Dios, y que solo Dios puede hacer y deshacer. Porque, Él es quien nos creó, a su imagen y semejanza, en el Espíritu Santo.

El horror se aglutina en las vidas, de quienes creen ser Dios; y que el poder es el único aliado, para hacer y deshacer vidas, como quien juega con el lodo.

Caerán, como castillos de papel, y serán pisoteados sus restos, para alejar la tiranía y el abuso del Poder; lejos de las Manos Unidas, por el amor fraterno del Padre, como del Hijo, así como del Espíritu Santo.

La Oración es el vínculo con Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo. La oración ensalza la Gloria del Padre y la Misericordia del Hijo, así como da a Luz, en plena oscuridad el Espíritu Santo. Y la devoción a María nos acerca a Jesús, como nos ayuda, en los momentos críticos, a ser verdaderos Hijos de Dios.

La devoción, a los Santos y Ángeles celestiales, nos protegen en nuestras oraciones, como en nuestro día a día, pues ellos son los grandes devotos, que oran e interceden por nuestros corazones nobles; Como por nuestras faltas y abandonos, para regresar a Dios y ser partícipes de su Gloria.





El Secreto de María

Historia del Santo Rosario

mensaje de Jesús a Faustina rezar la coronilla de la divina misericordia

ORACIÓN A SAN RAFAEL ARCÁNGEL POR LOS HIJOS, LA SALUD Y LA PROSPERIDAD.