18 de septiembre de 2019

Jueves 12/9/2019












306. MENSAJE TRICENTÉSIMO SEXTO
(Las dudas y resquemores)
                       
En las noches oscuras, donde el silencio y el abismo de las dudas nos producen dolor y resquemores de una verdad solapada. Así vivimos una quimera, pero también los sueños son quimeras que se desvanecen al despertar, pero se viven como la vida misma, con toda la intensidad.    

Si la verdad está en el "más allá", aquí vivimos porque vivimos; y como vivimos, podemos mejorar nuestra vuelta a la realidad, es decir: el regreso al Padre, que es lo auténtico y veraz.   

Vivir sin sueños es un letargo invernal, donde el sol no brilla y cada instante del día se eterniza, como cada noche, es un continuo despertar.     

Soñar despierto, es vivir en un buen pensamiento para hacer más llevadera esta gran realidad, y es que estamos de paso, hasta nuestro viaje final.       

El tiempo y el espacio no existe en el "más allá", pero aquí lo vivimos con tanta ansiedad y compromiso que pasa con tanta desmesura, que un día más significa un día menos, en esta estancia sin igual.       

Por ello debemos mantener la calma, que no por despertar antes, amanece más temprano.      
             

Y debemos ser comedidos en nuestros sueños y fantasías, porque la realidad está lejos, y es difícil de alcanzar, sino se tiene cuidado con los pensamientos egoístas y avariciosos, que muchos dan lugar en esta estancia sin igual.     

Preparad el camino para un regreso certero a la casa del Padre,
porque ya no habrá vuelta atrás.

Llenar el corazón de sueños hermosos para los demás, y cumplir con las Leyes divinas será el salvo conducto, a la autentica realidad, donde las buenas acciones harán seguro, una estancia ideal.  

Y los sueños quedarán atrás para vivir de Amor y de paz, en un Paraíso real, donde los frágiles serán fuertes, y los torpes ágiles como burbujas en el aire.     

También los pobres tendrán  el cielo como manto, y las estrellas como senderos de luz y calor. Para no pasar frío, ni llanto, María los acogerá en su regazo, con tal calor que no existe nada en el mundo que se asemeje, a tal candor de amor.  


Besad la tierra que os vio nacer, porque atrás se quedará.
Besad a quienes os dieron cobijo, porque ellos os cobijarán, con más ahínco que los demás.
Besad el aliento de vida, porque se apagará, para dar paso a una auténtica realidad,
 de vida eterna sin igual.     


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