MENSAJE CUADRAGÉSIMO TERCERO
(Con el Cielo y la Tierra...)
Se verán afectadas poblaciones enteras, por epidemias ya erradicadas
No basta tener controladas las fronteras, desde el aire afecta, la transmisión de virus contaminantes, a toda la especie humana
El desasosiego intranquilizará regiones devastadas, no sólo por el Ébola...
La disentería, el cólera, la tuberculosis y la varicela, están también ganando la batalla...
El hombre hace y deshace, para luego volver a hacer, y deshacer...
El hombre es víctima de sus bajos instintos, y confunde el patriotismo ,con el Poder
Entre el Cielo y la Tierra, hay espacio para vivir y morir en paz y en armonía, así como, para respetar el alimento vital, que es el agua, y dar de beber al sediento...
Pero el hombre ambiciona su colosal majestuosidad del poder, sobre todo, y sobre las obras que Dios, le ha donado
Por ello, que Dios devuelve, los consecuentes desajustes y desequilibrios al hombre, dejando que su mal hacer, le demuestre que su error mayor, es la soberbia y la avaricia
Y así, es que la propia naturaleza, se cobrará su sentido inverso, haciendo que toda destrucción de lo que es lícito, se convierta en un infierno
Donde las sequías formarán parte del continente Asiático
Y donde el mar, enloquecerá hasta alcanzar cotas insospechadas, vertiendo fluidos tóxicos en los países más avanzados, y haciendo que las reservas de víveres, se contaminen y pierdan su forma de subsistencia, dejando, una gran mancha en el océano Indico, y desatando una gran tormenta, que provocará el hundimiento de canales, y esparciendo ríos caudalosos por los pantanos ya crecidos, y enterrando toda vegetación que hay, y seguirá habiendo en su cauce.
Por esto, con el Cielo y la Tierra contaminados...
Dios da lección de sobrevivencia, para que la Unión sea Fuerza, y no dejar, que en el futuro el Poder Mundial, determine destruir, la Obra Divina
El Cielo y la Tierra se unirán, para dar luz al oprimido, y cerrar los ojos al opresor, y con él, su capacidad de destrucción, dejando que la propia naturaleza, deje, a cada cuál en su lugar
Y el mar volverá a su cauce, y la vida regresará a los sentidos que Dios dejó como pacto, entre Él y sus criaturas hechas a su imagen y semejanza espiritual,
La Nueva y Última Alianza.
Y entre el Cielo y la Tierra, volverán las golondrinas a divisar el occidente más cálido, para poder volver a anidar.
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