MENSAJE CENTÉSIMO QUINCUAGÉSIMO QUINTO
(Corazón ardiente por la verdadera vida en Dios)
El viento huracanado levantará los árboles de raíz. Así será, que el mal será expandido, pero eliminado y extirpado de raíz.
Corazón ardiente por la verdadera vida en Dios. No te ofusques con el azar; porque, el destino marca los momentos, más sublimes y críticos, en el peregrinar de una vida.
Y, la tuya, que ha sufrido las pruebas vitales, para dar testimonio de que, quien te apoya y te levanta, es tu Espíritu Santo; porque eres fiel a la verdadera vida en Dios.
Hija del alma, a pesar de los infortunios, amas a Dios; y le suplicas con temor y respeto, por todos los que te han hecho daño; y por los que aún te deben hasta la vida.
La Fe firme ayuda a superar, con creces, las heridas; como, también ayuda, el sentimiento noble, de un corazón sano, en El Corazón Misericordioso de Jesús y María.
Abrirás fronteras y escucharán tu voz, todos aquellos que son escogidos, para su ciclo de transformación; y, ésta es tu labor.
Por ello, Jesús me dice:
"Alma de niña, ven a Mí. Y, suplícame por los más pecadores; aquellos que matan y violan, a víctimas inocentes.
Porque tú, fuiste capaz de entender el conflicto político-social. Así como, fuiste capaz de perdonar, a quienes te arrebataron la vida, de quien tanto amabas.
Y, tus oraciones, deben llegar a los más oscuros corazones. Porque, necesito de tu compasión; para transformar el oro, en paño; y el aire oscuro, en querubín.
Y, alzar las cabezas al TODO PODEROSO, para dar Gloria a Dios, que está en los Cielos.
Tus suspiros se convertirán en perlas preciosas, por cada oración que me entregues, por los mayores asesinos.
Y, el Sol, volverá a girar en Medjugorje; y, el alma perdida, te encontrará, para darte alma, corazón y vida."
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