10 de agosto de 2016

Jueves 4/08/2016  







 
MENSAJE CENTÉSIMO CUADRAGÉSIMOCUARTO
(El soplo de vida)
 
 
Almas de Dios, los "Suspiros del Alma" son soplos de vida. Y, la vida, no acaba en la muerte física.

Un Halo de Luz, multicolor, envuelve al núcleo del Espíritu; y Éste busca el camino, hacia la Luz o la oscuridad.

El Libre Albedrío determina el camino, a tomar; siempre que, la conciencia del Ser, quiera evolucionar y buscar asilo, en los brazos de María, Nuestra Madre Celestial, La Inmaculada Concepción.

Ella es el Refugio; y el Gran Asidero, para paliar nuestro dolor y sufrimientos, aquí en el mundo de los vivos, ya muertos.

¡IMPLORAD AL TODOPODEROSO! Su Confianza y Su Amor; Y os hará ver, aún, con los ojos cerrados.

¡ALABAD AL PADRE DEL CIELO! Como a Su Unigénito, Jesucristo, y al Espíritu de Ambos. Santo Encarnado en María, Corredentora, entre los Cielos y la Tierra.

Auxiliadora, de Almas Errantes y fatigadas, por la oscuridad y el olvido.

Almas Consagradas, que se perdieron por el camino, en sus afanes, por vivir el placer y no, el sacrificio.
 
Almas renegadas, del Amor al Prójimo, como a sus propias vidas.

Almas Secas, del "Fruto de la Vid", que un día amaron; y que El TODO PODEROSO los llama, como Hijos Predilectos, para que su Fruto, no se pierda en el Abismo, de la desesperación, y en el Gran Vacío.


 El Soplo de Vida es el Renacimiento,
 de la propia Vida.
Vida que trasforma nuestro Ser,
 en auténtica realidad.
Vida, después de la Vida. 
 
 
EXPERIENCIA CERCANA A LA MUERTE EN LAS PROFUNDIDADES DEL MAR