MENSAJE DUCENTÉSIMO SEXAGÉSIMO TERCERO
(El Imperio del Sol)
Antiguas civilizaciones adoraban al Sol, como si fuera el Dios divino de toda la Humanidad.
Los Mayas, como los Incas, Aztecas, Egipcios, Chinos, Japoneses e incluso los Hinduistas, también creían en el Dios Sol.
LOS MAYAS
Los Mayas rendían culto a muchos Dioses, pero el más importante con diferencia era el Dios Sol. Fueron creando la teoría de los nombres de los distintos periodos del día: mañana, tarde, medio día, atardecer y noche.
La vida era una lucha constante entre Chac, el dios de la vida, de la luz y de la felicidad, y Ahpuc, el dios de la noche y de las tinieblas. Más, por encima de ellos y de todos los demonios y dioses inferiores, reinaba Hunabkub, el todopoderoso. Itzama era el dios del firmamento, del cielo, y Kukulcan el dios de la victoria, al cual se le había erigido el templo en forma de pirámide de Chichen-Itzá. Los aztecas le llamaban Quetzalcoatl. Kinich Ahau era el Sol, Acna la Luna y Yum Káh el dios del fuego.
LOS INCAS
Los Incas se llamaba Tahuantinsuyu («cuatro partes»), de modo que su imperio era el «Imperio de las cuatro partes del mundo».El Inca o soberano era un jefe militar, político y religioso; tenía un carácter semidivino, pues era venerado como personificación del dios Sol. Su poder se basaba en una especie de absolutismo teocrático, que venía a coronar una organización colectivista de la sociedad: a cambio de la obligación de sustentar a sus súbditos, el inca imponía a éstos el deber de trabajar en la construcción de obras de regadío, edificios públicos, puentes, túneles y una extensa red de carreteras.
LOS AZTECAS
La deidad protectora de los aztecas es Huitzilopochtli, dios de la guerra y símbolo del sol. Esta es una combinación letal. Cada día, el joven guerrero utiliza el arma de la luz solar para conducir desde el cielo a las criaturas de la oscuridad: las estrellas y la luna. Cada noche él muere y ellas regresan. Para la lucha del día siguiente, él necesita fuerza. Su alimento es la sangre humana.
La necesidad de los aztecas de abastecer a Huitzilopochtli responde a sus propias ambiciones imperiales. Al extender su imperio, ellos reúnen más cautivos para el sacrificio. A medida que los rituales y sacrificios se hacen más numerosos y más frecuentes, hay una necesidad cada vez mayor de guerra. Y los reportes de las ceremonias, empapadas en sangre, golpean el terror en los corazones enemigos necesarios para el sacrificio.
Resulta lógico que el hombre primitivo asociara los fenómenos naturales a fuerzas sobrenaturales, y que los adorara como dioses del Sol, el rayo o la lluvia, ya que no tenía otra explicación para las causas de su existencia o de sus efectos, sobre su vida diaria. Así, la historia de las religiones forma parte importante de la historia de la humanidad.
LOS EGIPCIOS
El gobierno estaba en manos de una persona llamada faraón, que vivía rodeado por una gran corte de privilegiados nobles, funcionarios, sacerdotes y guerreros. El faraón era el amo de todos los hombres, dueño de todas las tierras y de todas las aguas del Nilo. Su voluntad era ley.
El faraón era considerado hijo del dios Ra (Sol), quien le había dado poder para gobernar a los hombres. Por tanto los mortales le debían suma reverencia y ninguno de ellos podían pronunciar su nombre, sin añadir la siguiente expresión: "que florezcan en él la vida y la salud".