274. MENSAJE DUCENTÉSIMO SEPTUAGÉSIMO CUARTO
(Las Sagradas Escrituras)
Dios nos envió a su Unigénito, Jesús de Nazaret, para aliviar los corazones oprimidos y rebelar las Leyes Divinas que se encuentran en dos:
Amar a Dios, por encima de todo,
y amar al prójimo, como a ti mismo.
Jesús nos abrió la puerta del amor Fraterno del Padre,
y nos hizo ver cuán necesaria era la paz interior, para vivir en armonía
y nos hizo ver cuán necesaria era la paz interior, para vivir en armonía
Jesús nos enseñó a ser justos en la misma medida,
que queremos que la justicia sea justa para nosotros.
que queremos que la justicia sea justa para nosotros.
Jesús nos enseñó a darnos para recibir, y no recibir para dar.
Jesús lloró amargamente por el dolor humano, la opresión,
la maldad que en el mundo exprime sin razón.
Las grandes injusticias y desigualdades,
la hipocresía de los sacerdotes en su tiempo,
el desgarro de la gran desigualdad entre unos y otros,
la falta de caridad.
la maldad que en el mundo exprime sin razón.
Las grandes injusticias y desigualdades,
la hipocresía de los sacerdotes en su tiempo,
el desgarro de la gran desigualdad entre unos y otros,
la falta de caridad.
Jesús vino a redimirnos y a enseñarnos la verdad del Padre Omnipotente y Omnipresente,
como mostró al mundo que Él era el Mesías, hijo de Dios.
como mostró al mundo que Él era el Mesías, hijo de Dios.
Las Sagradas Escrituras
San Juan - Biblia Católica (Libro completo)
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