6 de febrero de 2018

Jueves 1/02/2018










MENSAJE DUCENTÉSIMO VIGÉSIMO SEGUNDO 
(La Conciencia limitada entorpece el Espíritu)

Y también colapsa la comunicación con el Alma.


La Conciencia limitada no sólo entorpece el desarrollo del Espíritu, y la fusión del mismo con el Alma, sino que también colapsa la intensidad de los sentimientos nobles, y extorsiona el cerebro con partículas que obstruyen el riego de miles de neuronas, que fortalecen la conducta y el sentido del bien contra el mal.

La psicopatía es adquirida genéticamente y psico-energéticamente. De esta manera, el desarrollo de los acontecimientos negativos van fraguando en el sujeto, de forma latente y silenciosa, hasta que el desorden mental se manifiesta, a través del colapso sanguíneo y atrofiamiento neuronal precisas para frenar los instintos perversos del mal, que todo ser humano tiene en su inconsciente profundo. De ahí que, el desarrollo de la Conciencia hace que el Espíritu del Bien frene lo impulsos negativos, y frene toda acción y reacción no deseada, por el bien de uno mismo y por el de la propia sociedad.

La importancia del Conocimiento religioso ayuda a desarrollar la propia conciencia entre el Bien y el mal, siempre que esta religión procese una educación moral y apta para el bienestar común.

Toda religión debe ser aplicada con el ejemplo y las consciencias se liberan en entendimiento y crecerán a través de quienes prediquen con enseñanzas aplicadas en sí mismo.

Jesús de Nazaret predicó y se humilló, ante Dios Todopoderoso, por su infinita Sabiduría Espiritual nacida del Padre, con el Espíritu Santo, pudo discernir y superar las grandes pruebas y acechanzas que le seguían, como su infinita Misericordia. Su Amor dio pleno testimonio de su gran Verdad, que Dios es el Padre, y con el Hijo, el Espíritu Santo nace en nosotros, para nuestro propio desarrollo del Conocimiento espiritual y santo, con el firme propósito de ser Santos, para vivir en comunión con el Todopoderoso.

Todo tiene un por qué, pero el ser humano está limitado para conciliar este saber profundamente santo, que sólo concierne a Dios Padre, Dios Hijo, Dios Espíritu Santo.

El Amor hace que, la Armonía sincronice con el Espíritu. Y éste hace que las neuronas no se atrofien, para la propia destrucción de uno mismo y de los demás.


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