22 de octubre de 2014

16/10/2014





MENSAJE QUINCUAGÉSIMO
(La vanidad interfiere toda comunicación con el espíritu)



El pecado de soberbia, es un pecado capital, que hace imposible la comunicación con Dios y con el hombre

Toda soberbia está interfiriendo la comprensión hacia sí mismo como hacia los demás.

El ser soberbio es un complejo de notoriedad y de superioridad, hacia sí mismo y hacia todo aquel, que tenga en frente.

Por ello, la razón se nubla, y toda acción carece de reflexión en un acto de soberbia, dando origen a las grandes discordias, y a la acumulación de tensiones y discrepancias, entre uno mismo, como con los demás.

Por ello debemos analizar nuestras conductas día a día, y mantener el juicio sobre lo que no es bueno, para que la soberbia se frustre y de lugar a la sencillez y a la concordia.

Así se puede sobrellevar las cargas de la vida, y vivir en unidad.

El ser humano está siendo interferido por la soberbia.

La Soberbia: Es un sentimiento de valoración de uno mismo por encima de los demás. La soberbia se concreta con el deseo de ser preferido por otros, basándose en la satisfacción de la propia vanidad, del yo o ego. Otros sinónimos son altivez, altanería, arrogancia, vanidad etc.

Se caracteriza en múltiples reacciones cotidianas y casi sin dar cuenta de ello, la sociedad os empuja a ser soberbios y no medir sus múltiples consecuencias.                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                              
 La indiferencia de los padres o progenitores en el desarrollo de un hijo, hacia sus caprichos y dominio de los mismos, contribuyen definitivamente en el arquetipo de un adolescente orgulloso y vanidoso.

"El ayer", se han olvidado los hijos "del hoy", y no miden las diferencias que un día les proporcionó un saber estar y un respeto familiar, como social.

El hoy trae consigo la gran desigualdad educacional, entre  "El hoy y el ayer" que ya no volverá.

No existe la perfección, ni ayer ni hoy, pero si la educación y la lucha por mejorar lo presente, y no dejarse llevar por el fanatismo del ayer y por el descontrol y agresividad tanto verbal como psicosocial donde los valores familiares y espirituales se han quedado en el olvido. Y qué decir de la desenfadada juventud, el alcohol, las drogas, el sexo mal enfocado y la permisibilidad de lo impropio, campa por sus anchas, haciendo alarde de quien puede y rige, es el culto al cuerpo y a los modos y modismos, de quienes creen ser supermanes y violentan hasta su propia identidad.

Hoy en general el maltrato familiar de hijos a padres, es un hecho conceptual  y no como antaño en casos puntuales. Así como el acoso escolar, no sólo entre adolescentes sino que también al extremo de avasallar y coaccionar, como amenazar a sus propios tutores.

¿Dónde estamos..? y ¿a dónde nos dirigimos..?

No existe en esta nueva sociedad bases fundamentales, porque sí existe la falta de atención, consideración y ejemplo para una buena educación individual y colectiva.

Los mayores son presa de la edad y de las exigencias de sus hijos, en múltiples ocasiones, para acabar siendo esclavos de sus hijos y nietos, que adoran y consienten los mismos caprichos y vanalidades que también permiten, a los que hoy les dejan sólos al final del camino.

¡Ley de vida! dicen éstos..

Pero la ley de vida en el pasado era respetar al padre y a la madre, a tus congéneres, progenitores, maestros, etc.

Continuar el ciclo de la vida significa respetar, cuidar y atender a los padres, hermanos, etc. necesitados por edad, enfermedad, o situación crítica que son su sangre, sus orígenes familiares.

La diferencia de la Ley de vida en el Hoy de vuestros hijos, en términos generales, es: Libertad, expansión, individualidad y desestructuración familiar.

Este es el fruto del mañana, para esos hijos de vuestros hijos, en un mundo desnaturalizado y mecanizado hasta la saciedad.



La familia (el video más conmovedor que he visto)

 Abel Pintos Sin Principio Ni Final la hora del Folklore 96.5

Escuelas Hogar

Los padres como modelos para sus hijos