6 de julio de 2016

Jueves 30/06/2016









MENSAJE CENTÉSIMO TRIGÉSIMONOVENO
(La claridad del Alma se refleja en los ojos)


Las preocupaciones, el insomnio, como las alteraciones nerviosas, afectan radialmente en el Alma; porque es el núcleo de nuestro Yo físico, psíquico y espiritual.

Todo aquello, que altere el núcleo de nuestro cuerpo electromagnético, afecta incluso a nuestro entorno. 

Es decir, toda agresividad verbal, o incluso, con el pensamiento, produce unas radiaciones semejantes a un sonar (técnica que usa la propagación del sonido bajo el agua, para navegar, comunicarse o detectar objetos sumergidos).

Este campo electromagnético alterado, produce un choque brusco con el perímetro de nuestro campo visual; y la circunferencia del mismo, originando intolerancia, falta de empatía y confusión. Así como, recíprocamente recibimos, de nuestro entorno (bien sea animal, personas e incluso plantas) el mismo efecto añadido, a la inversa.

Es decir, el núcleo de estos receptores, bien sean personas, animales... , se desestabiliza y se produce el llamado "efecto colateral"; dando una gran extensión perimetral, según el radio de visión, de cada ser vivo.

Las guerras, los conflictos entre hermanos, en parejas, ... son motivos de la desestabilidad  del Alma.

La oración, el arrepentimiento, el saber perdonar y meditar, sobre los motivos y las circunstancias, que motivan tal alteración del Alma, es el camino a la recuperación armónica de la misma.

Cuando la voz de un barítono (voz masculina, de tesitura media) está entumecida, por razones obvias, a su profesionalidad, éste sabe que el reposo, y los ejercicios pertinentes, a su recuperación (como el tratamiento especializado y cuidados específicos), son vitalmente necesarios, para adquirir de nuevo la armonía de su voz.

Del mismo modo, el Hombre debe saber, que el Alma está alterada por sus circunstancias; o, por los que le rodean.

Y la oración, meditación y reposo, del entendimiento común, ayudan a ver la raíz de las alteraciones; y esto, ayuda a recuperarse y valorar su conciencia, como la de quienes están, en su entorno.

Las Leyes Divinas nos forman, para regirnos bajo el respeto, a nosotros mismos y hacia los demás.

Dios nos dio a conocer estas Leyes, para un buen desarrollo personal y social, entre hermanos, familiares, pueblos,...

Quebrantar estas normas, hacen desestabilizar la vida de toda una familia y los consiguientes efectos como, la inseguridad colectiva, miedo, repulsa, cólera,... y en síntesis, bloqueo del alma.

El bloqueo del Alma, produce enfermedad física, somática y psíquica; y estos bloqueos, también pueden producir cambios (en los cromosomas y en el gen genético), dando origen a enfermedades, a terceros. Es decir: "efectos colaterales"; como en un embarazo, también puede ser, afectado el feto.

Las Leyes Divinas, están para enseñarnos a AMAR, desde el RESPETO a nosotros mismos, como a los demás; así como, a los animales y todo ser vivo, que habita en la Tierra, para nuestro bienestar y el del propio Universo.

El Universo está regido por las mismas Leyes Divinas; y todo bloqueo planetario produce la colisión y bloqueo, en otros; así como, todo individuo desarrolla su conocimiento y forma de vida, con sus congéneres y con la sociedad hermana; ya que, pertenecemos a un TODO, y ese TODO es Dios Omnipotente y Omnipresente, en sus obras ,como en sus Leyes Divinas.

Orad  Hermanos, y no os dejéis involucrar por las guerras santas.

No existen guerras sin un fin de maldad; porque el equilibrio está en la Palabra, y "la palabra es Ley"; y, la Ley de Dios, es que nos AMEMOS, los unos, a los otros; y no que nos destruyamos, por falsas promesas e intereses partidistas de Gobiernos, que se lucran con las "llamadas Guerras Santas".

El Cordero de Dios se entregó sin armas, y fue acusado de hereje y de revolucionario, que ponía en peligro, al Pueblo Judío.

Y, de Su Boca, sólo salían Alabanzas al Padre, nuestro Creador. Y nos enseñó a Amar, sin exigir. A dar, y recibir; porque Ésta es la verdadera Ley Divina.

Amar a fondo perdido, y el Alma estará en Paz, y el perdón brotará a raudales, de vuestros corazones.

Medir con la misma vara.
No juzguéis, sin antes ser juzgados.
No codiciéis el bien ajeno.
Y no maltratéis la vida, que el Buen Dios os ha proporcionado.

Agradeced a Dios, no es tarea fácil. Pero, si te agradeces a ti mismo, y ves los resultados, de la Oración y de la Meditación bien consensuada, encontraréis que el Alma siente la presencia de Dios, porque está más cerca de Ella.

Por ello: "la claridad del Alma se refleja en los ojos".

Orad el Padre Nuestro, que nuestro Señor Jesucristo nos donó; para que nos amaramos y perdonásemos, incluso a nosotros mismos, de nuestras faltas y errores, como invocar a nuestro Gran Maestro.
 
El Padre nuestro,
santificado sea Tu nombre, que estás en los Cielos.
 Hágase Tu voluntad y no la nuestra.
 Y perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden.
Danos Señor el pan de cada día
y venga a nosotros Tu Reino.
Y no nos dejes caer en la tentación,
más líbranos del mal.
Amén (Así sea)
 
 
Entre tus manos
 
COMO NO CREER EN DIOS
 
Retiro Espiritual 18/18 - Orientaciones - Padre Ignacio Larrañaga