14 de febrero de 2018

Jueves 8/02/2018











MENSAJE DUCENTÉSIMO VIGÉSIMO TERCERO
(Las Maravillas Celestiales)


El Buen Dios nos hace saber que estamos en un periodo de prueba, y de conocimiento del vivir para uno mismo, como para los demás. Este periodo de vida es corto, y no valoramos el dolor, como aprendizaje y asignatura pendiente.

Los antepasados dejaron sus huellas, que hoy se define con el ADN. Y la genética es la continuidad de una estirpe, ya dañada por sus ancestros, Adán y Eva.



Orar ayuda a retener o frenar el desarrollo de los cromosomas, alterados por un gen de nuestros antepasados.

La oración ocluye las interferencias negativas.
La oración es el alimento primordial, para vencer toda negatividad.
La oración es una Gran Bendición, que Dios nos envió a través de su Unigénito, el Cristo Jesús.
La oración es el vínculo directo con el Padre, a través del Hijo, como del Espíritu Santo.

Enseñar a Orar es vital para alcanzar la Luz Purificadora y dar sentido a vuestras vidas, dependientes del mal, como necesitadas del Bien, para protegeros ante la inmundicia y adversidad en la vida

Orar es hablar con Dios, nuestro Padre Celestial.
Y Dios dispone, a través de la oración, a hacernos partícipes de las maravillas celestiales.


El Padre Pio: mándame a tu ángel de la guarda

Oración para pedir el Pan de cada día al Señor...

Jesús nos enseña cómo debemos orar al Padre

Película Adán y Eva