MENSAJE CENTÉSIMO NONAGÉSIMO OCTAVO
(La Calma viva)
En el mar, se agitan las olas. Y el Crepúsculo sintoniza con el vaivén de las olas.
Pero, cuando la calma es viva nos debería de alarmar, porque tras de sí, las corrientes marinas llenan el océano con movimientos terrestres, y aceleran la densidad de la misma agua, con la amplitud de su fuerza y velocidad, se forman olas adimensionales, que no se perciben, hasta que éstas llegan a mostrar su potencial más estremecedor.
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