4 de abril de 2018

Jueves 29/03/2018











MENSAJE DUCENTÉSIMO TRIGÉSIMO
(La transparencia de la claridad)


Todo ser vivo emana una transparencia inconfundible, porque el Espiritu va interrelacionado con el Alma. Y el Alma refiere la claridad más transparente.

Por ello, es fundamental que el cuerpo etéreo esté libre de cargas, y que el Espíritu se libere también de sus faltas o errores cometidos, en el proceso del tránsito, entre la tierra y el más allá.

Las posesiones demoníacas no son ficticias. Es una realidad latente, cada vez más en esta sociedad de consumismo y de agitación mental y descalabro espiritual. 

Posesión demoníaca es el término con que se describe el control interno, intermitente o permanente, por un demonio de las acciones del cuerpo de un ser humano.

El primer cristiano que inició el estudio de las posesiones demoniacas fue san Hipólito. 

Los exorcistas y estudiosos del tema creían que las personas endemoniadas presentaban unos síntomas determinados, como poner los "ojos en blanco", la llamada xenoglosia (hablar en lenguas desconocidas por el paciente), la aparición de "dermografismos" (escrituras del demonio en la piel del paciente), la conducta violenta, desorganizada o inhabitual para el paciente y las convulsiones, a las que se añadían la memoria o personalidad «borrada», la respiración agónica, la aversión a lo sagrado, la aparición de enfermedades sin causa aparente, el acceso a conocimientos sobre sucesos distantes y ocultos (la llamada gnosis) y a lenguajes extranjeros (la llamada glossolalia) o hablar y entender lenguas desconocidas por el sujeto, muchas de ellas "muertas" (que han dejado de existir), los supuestos cambios drásticos en la entonación vocal y en la estructura facial, la aparición repentina de lesiones (arañazos, punciones y diferentes marcas), las cicatrices "espontáneas" y la fuerza desproporcionada.


Limpieza del Alma

 Oración para la sanación física mental y espiritual

 Exorcistas - El padre Amorth: "El maligno ataca a los poderosos"