20 de noviembre de 2019

Jueves 14/11/2019



















315. MENSAJE TRICENTÉSIMO DÉCIMO QUINTO
(Los Siete Ángeles del Tabernáculo)


Los Ángeles del Tabernáculo son los que asisten a Cristo, en el Santísimo Sacramento de forma permanente. 

Son siete Ángeles, que van rotando cada cierto tiempo, y se encuentran ante el trono del Altísimo para honrar y adornar el Divino Misterio de la Santísima Eucaristia y como intercesores ante Dios.

Se encuentran en todos los lugares, donde está Jesucristo, bajo las especies sacramentales. 

Jesús Sacramentado espera,
 con estos siete Ángeles, en el tabernáculo. 
Te espera a ti y a mi

Estos siete Ángeles han sido reunidos por la misma Virgen María, pensando en sus hijos. Los elije de los Siete Imperios, de los Ángeles de la Guarda. Y al igual que Dios, quiere que todos los Ángeles sean una vez Guardianes, así cada Ángel de la Guarda debe rendir una vez los honores ante el Santísimo Pan.

Están en todos los sagrarios, y en todas las almas que han comulgado, durante el tiempo que duran las especies sacramentales. Habiendo tantos sagrarios en iglesias, casas relijiosas y oratorios en la tierra, ¿Cómo pueden estar los siete con Jesús, en tantos lugares? Porque Dios puede estar en todos los sitios, pero los ángeles no.

"No me mudarás en ti, sino que tú te mudarás en Mi"

Imaginaros una gran montaña, por ejemplo el monte Everest, el pico más alto de nuestro planeta, con siete grandes pistas de nieve e inumerables capillas de fieles, desde la falda, hasta su cima, y entorno a la misma. 

Cada uno de estos oratorios no pueden verse entre si, aunque distan cien metros, unos de otros. Sin embargo, todos ellos contemplan el mismo monte, la misma cima, y las siete grandes pistas de nieve. El monte, la Roca de mi refugio, es el Santísimo. 

Las pistas de nieve son los Ángeles, y las capillas es donde estaríamos nosotros, contemplando al mismo Señor. Y el Señor ve a todos, porque Él es la Roca. Unos están más arriba, más cerca del pico más Santo, otros en el medio, otros en la base. Pero todos estamos en la iglesia, contemplando al mismo Dios, que reina desde su cima en todos.

Mientras permanecen dentro de nosotros las especies sacramentales, estos siete Ángeles están adorando, alabando y honrando en nosotros, al Verbo de Dios Sacramentado, y rezando con nosotros y por nosotros, completando nuestras imperfecciones.

"Soy el manjar de los grandes, crece y me comerás; pero no Me mudarás en ti -como sucede al manjar de tu cuerpo-, sino que tú te mudarás en Mi".

(El Señor a San Agustín)

¿Por qué Dios ordenó que construyeran dos querubines sobre el arca sagrada?

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