MENSAJE CENTÉSIMO QUINCUAGÉSIMO SEGUNDO
(El gran olvido)
Todo tiene sentido, hasta el triste vuelo de una mosca atrapada en el olvido, de su identidad y libertad.
Alma de Dios, los frutos se verán y crecerán, como la hiedra en la primavera, y treparán para buscar cobijo y asidero seguro, para no perecer por los caminos áridos y exentos de Luz benefactora.
Alma de Dios, todo volverá a su cauce; y tu desarrollo personal se abrigará en Medjugorje; donde, la esencia del Espíritu trasformador hará de ti, un instrumento capaz de dar valor, a lo más insignificante; como de reconocer el alma perdida y llevarla de la mano, hasta los confines de la Tierra; donde, sólo Dios la espera, para su renacimiento, en El Espíritu Santo.
Alma inmortal y confusa, te buscará entre la multitud de gentes, de otros lugares; pero, sólo tú, eres su guía. Porque, tú le diste alma, corazón y vida.
Y, tu espíritu se elevará, como las palomas, por encima de la cúpula del altar, para dar gloria a Dios, por encima de todas las cosas.
Y, el símbolo de la Paz, lo verás y sentirás su aliento; porque, debes continuar siendo amiga, que nunca falla, al servicio de Jesús y María, como instrumento veraz.
El Sol volverá a girar y a mostrar su gran poder; para no olvidar, que debes continuar siendo fiel servidora, del Señor Jesús El Nazareno.
El Amor que Dios da, es la Vida; y, sólo se vive, cuando se da Amor a fondo perdido.
Las rosas del Rosal, están ya muy hermosas; pero, quieren verte sonreír, para brillar más y más, en tu jardín tan particular; donde, los Lirios del Valle te acompañarán, de regreso a tu ciudad; y seguirás dando aliento, hasta el final de tus días, por amor a Dios, por encima de todas las cosas,; y entregarte a Su Voluntad, por el bienestar común, de todos y para todos, como para descansar en la fe, del Cristo Jesús, El Nazareno.
Y, el Sol de nuevo volverá a girar, con destellos de luces y colores, como en la Natividad del Señor Jesús; y, María te conducirá como la Estrella Polar, para no fracasar en tu misión tan particular; y no caer, en el Gran Olvido de muchos que viven, porque Dios da Vida, y Ama a sus criaturas, por encima de sus pecados capitales.
Amar a Dios es ver la luz del REDENTOR; y, la Cruz pesada, se aliviará con la Paz del Espíritu, y la conformidad de servir a Dios y al Hombre, por propia voluntad.
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