6 de agosto de 2019

Jueves 1/8/2019












300. MENSAJE TRICENTÉSIMO
(Por la voluntad de Dios sois y existís)



Sin Dios no somos nada


El 2 de abril de 2013, Mijana recibió el siguiente mensaje de la Reina de la Paz:
"Por la voluntad de Dios sois y existís, pero sin su voluntad no sois nada".

Siete siglos antes, Jesús le había transmitido a Santa Catalina de Siena:
"Yo soy el que soy, y tú eres la que no eres".

Esto no es una desprecio, sino la manifestación de una realidad.
O, estamos voluntariamente al lado, o nosotros -por nosotros mismos, desconectados del que Es- estamos al lado de la nada, pues somos miseria, "huesos secos", que dice el profeta Ezequiel, incapaces, sin la Gracia, de hacer nada saludable.

Y le seguía diciendo a la mística Italiana:  
"Yo te regalaré mi Todo, y tú me regalarás tu nada; y de esta forma, estaremos indefectiblemente unidos".

Algo similar le había comunicado previamente a San Jerónimo: 
 "Dame tu miseria" -es decir, los pecados.

Y lo mismo, la Santísima Virgen a Santiago el Mayor, según un evangelio apócrifo:  
"Puedes darle el arrepentimiento de tus pecados, la confianza en Su Misericordia, porque jamás desprecia un corazón contrito y humillado. Es un Padre que nos espera con los brazos abiertos. Nos ha creado libres para amarlo, y eso hace que nuestro amor tenga un valor y, además, puedes hacerle sonreír".

La Virgen, en este relato, enseña a Santiago Apóstol, que aunque Dios es dueño de todo, hay tres cosas que le agradan mucho que le ofrezcamos:  


-La primera, como hemos dicho previamente, es lo que enseñó a San Jerónimo, Doctor de la Iglesia: nuestras miserias.

-La segunda, como aparece en el Diario de Sor Faustina Kowalska, coincidiendo con el pensamiento de Santa Teresa de Liseux, también Doctora de la Iglesia: nuestra confianza en su misericordia.

-Y la última: nuestra necesidad de amor.
El hombre está hambriento de amor verdadero, pues ha sido creado para ello.

Le dijo el Señor a Santa Catalina: "Hazte recipiente y Yo me haré torrente". Si humildemente abrimos del todo, nuestro corazón, a Dios le permitiremos que se nos entregue completamente, se volverá  torrente en nosotros y nos colmará de Gracias. ¡Esto sí que es un anticipo del Cielo!

Si nos vaciamos de nuestra soberbia, impureza, avaricia, codicia...etc., dejaremos que Dios ocupe el primer lugar en  nuestras vidas, y ¡exultaremos de felicidad!

En la vida espiritual, cuanto más débil se vea uno, más dispuesto se está para dejarse transformar por el que todo lo puede.

La beata Marian de Belén, una gran mística de Galilea, se llamaba así misma "pequeña nada", y esto le causaba mucha alegría.

A mayor santidad, mayor conciencia tiene la persona de su insignificancia frente a Dios, pero también mayor gusto experimenta ante su nada. Es lo que pretendía decirle María a su prima Isabel, en el Magníficat:

"Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alera mi espíritu en Dios, su salvador. Porque ha mirado la bajura (la insignificancia, la poca cosa, la nada) de su esclava..."

Todos somos radicalmente pobres, pero mientras algunos pocos ya son conscientes de su indigencia, otros todavía no se han percatado de ello.

"¡Felices los pobres de espíritu, que sí se han dado cuenta, como Santa María, como la Beata Marian, como Santa Teresita, porque el Reino de los Cielos les pertenece!".

Santa Teresa de Lisieux nos dice:

"Para amar a Jesús, cuanto más débil, sin deseos ni virtud uno se encuentre, mejor dispuesto está para las operaciones de ese Amor que todo lo consume y transforma" (Carta 197 del 17-9-1986 a Sor María del Sagrado Corazón).




Santa Teresita del Niño Jesús (PELICULA) Español.


Santa Teresa del Niño Jesús y de la Santa Faz OCD, Doctora de la Iglesia.


Película Santa Catalina de Siena


La Historia de Santa Filomena.