8 de agosto de 2018

Jueves 2/08/2018














MENSAJE DUCENTÉSIMO CUADRAGÉSIMO OCTAVO
(Como el piar de las golondrinas)



Y así volverá, con las manos vacías y el corazón ardiente. Porque, el velo que cubría su rostro, voló lejos, para que nunca jamás disfrazara la verdad.

Los días van pasando, pero tu cumples con el amor fraterno. Y tus oraciones son lo primero del día, y a veces, en la soledad de la noche.

No te aflijas, jamás estarás sola. Y no sentirás el abandono, que tanto te confunde y te duele.

Volverás a sonreír, y oirás el piar de las golondrinas dentro de tu pecho ensalzado, porque das alma corazón y vida.

Y sentirás latir tu corazón, como el piar de las golondrinas, porque has vencido y la vitoria será tu mayor ofrenda, que María la Inmaculada Concepción depositará entre tus manos, convertido en un gran señor, y mirará tus ojos como un ruiseñor.

Las oraciones ponen remedio cuando se ofrecen con el alma, y el corazón herido se activa de alegría, porque el buen Dios oye tus lamentos y sabe que en ti hay un gran dolor.

Por ello, te dará lo que tanto insistes, para que la soledad sea leve y puedas orar en silencio, por todos los demás, y dar gracias al cielo por amar y ser amada, comprendida y acompañada, para ensalzar al Padre, como al Hijo, así como al Espíritu Santo.



Dios escucha vuestras oraciones.
Orar con el alma en actitud de súplica.
Y orar para quienes no conocen la oración, que es el vínculo del Amor Universal.


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